Sebastián
Aguado y Portillo, ceramista, escultor, profesor y académico.
Nació en Jimena de la Frontera (Cádiz) en 1854 y murió en Toledo
en 1933 a los 78 años de edad.
A
él se atribuye el resurgimiento de la cerámica toledana en
las primeras décadas del siglo XX.
Familia
Sus
padres fueron, Sebastián Aguado Serrano y Francisca Portillo
Sánchez. Contrajo matrimonio con su insigne discípula y después
colaboradora, María Luisa Villalba, premiada con tres menciones
honoríficas en anteriores certámenes y con tercera medalla en la
Exposición Nacional de 1924. Han sido
continuadores de su legado artístico su hijo José Aguado Villalba y
su nieta Rosalina Aguado Gómez.
Formación
Se
trasladó de niño a la ciudad de Sevilla, donde aprendió
dibujo en la Real Sociedad Económica de Amigos del País. Se
inició en la técnica artística en los alfares trianeros trabajando
como aprendiz en el taller del maestro Manuel Gutiérrez Cano,
destacando en la escultura. A los 16 años marchó
a Barcelona, colocándose en el taller de los imagineros, hermanos
Valmitjana.
Regresó
nuevamente a Sevilla, para ingresar en la fábrica de La Cartuja, en
la que permaneció algún tiempo y se acabó de formar. Para
perfeccionarse se trasladó a Nápoles, Génova y Marsella,
distinguiéndose en todas como fundidor de esmaltes y adquiriendo en
ellas un pleno dominio de todos los procesos antiguos y moderno.
Docencia
Fue
profesor en las Escuelas de Artes y Oficios de Madrid y de Toledo.
Trayectoria
profesional
En
1886 después de vagar por varios países extranjeros se estableció
en Madrid.
Trabajando
para varios escultores de la época como Arturo Mélida y el taller
de vaciados de la escuela Superior de Artes y Oficios
Fue
nombrado en 1893, a la muerte del ceramista Guillermo Zuloaga y
Boneta maestro de taller de la Escuela Superior de Artes y Oficios
y profesor del Círculo Católico de obreros del Corazón de Jesús.
Adquirió más tarde el taller que los hermanos Zuloaga Boneta tenían
en Vallehermoso.
Residencia
en Toledo
Se
trasladó a Toledo, donde trabajó como profesor de cerámica y
vidriería artística en la Escuela de Artes e Industrias. Dedicó
sus experiencias y conocimientos a la elaboración de la cerámica
tradicional toledana, porque al estudiar los
vestigios de la antigua cerámica indígena que tan floreciente
estuvo en otros tiempos, sintió deseos de imitarla, y al examen de
sus ejemplares se dedicaba con el mayor ahínco.
Con
motivo de las obras de restauración que se estaban haciendo en el
Alcázar, le propuso el teniente coronel de Ingenieros que las
dirigía, que se encargase él de la parte relativa a
la cerámica. Contrajo el compromiso de hacerlo y, él que hasta
entonces sólo había producido en la Escuela, con y para sus
alumnos, montó una fábrica particular, instaló sus hornos, dispuso
de obreros y se proveyó de material abundante desde 1918.
Obra
artística
En
las numerosas obras artísticas realizadas por Sebastián Aguado se
pueden citar las las siguientes:
-
Decoración de escayola de las galerías y las tallas de madera
policromadas de los artesonados del Alcázar.
-
Tres soberbias vidrieras esmaltadas a gran fuego, que se admiran en
el palacio de los marqueses de Santo Domingo del paseo madrileño de
la Castellana, 6;
-
Los azulejos de los zócalos, imitación de los del siglo XVI, del
Santuario de la Virgen del Valle, y de las galerías alta y baja del
citado Alcázar, y los del siglo XVII del vestíbulo del Gobierno
Militar;
-
Las tejas de colores esmaltados de los capiteles de las torres de la
“Puerta de Bisagra”,
-
La lápida a Rosales del paseo cortesano de su nombre.
-
Las ornamentaciones cerámicas más bellas que se hicieron en
algunas de las estaciones del Metro de Madrid, cuando se construyó
en 1919, sobre todo las de la gran rotonda del despacho de billetes
de la Central y la del primer vestíbulo de la de Antón Martín.
Exposición
En
1920 se hizo una Exposición especial de obras suyas en el salón
del Círculo de bellas Artes, en la que se ocupó toda la prensa
madrileña, en la que se decía que:
“Aguado
es un artista completo. Tiene una personalidad original. Aún siendo
el continuador de una tradición, es tan vario en sus concepciones y
en sus procedimientos técnicos que se le puede considerar como un
innovador a la moderna, si bien conservando todos los caracteres
tradicionales”
Academias
-
Fue socio de honor del Cículo de Bellas Artes de Madrid (1904)
-
Académico de número de la real de Bellas Artes y de Ciencias
Históricas de Toledo.
Premios
- Mención honorífica en la sección de Arte Decorativo Escultórico de la Exposición Nacional de 1901,
- Primera medalla en la sección de cerámica de la Exposición Nacional 1904
- En la Exposición nacional de 1913 obtuvo un diploma de primera medalla como profesor, en atención a los trabajos presentados por sus discípulos, que fueron los primeros operarios de su fábrica.
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